Aristóteles (384-322 aC), que era discípulo de Platón, y un tío muy práctico y observador, le criticó al maestro que tuvieran que existir las formas perfectas de las cosas en una especie de mundo de las ideas, situado más allá del cielo. Por eso, Rafael lo representó en su Escuela de Atenas, hablando con Platón y haciendo un gesto que, a mi modo de interpretar, quiere decir "para el carro" y, también, "baja y pon los pies en el suelo". No señales tanto el cielo, porque lo que un objeto tiene de universal o común respecto de otros objetos está en el mismo objeto, no en un mundo de ideas. Es decir, lo que Platón llamó forma perfecta, no vive en el hiperuranio sino que nuestra inteligencia la abstrae del mismo objeto. Según Aristóteles, hay algo en los objetos que captamos por los sentidos que es común a todos los objetos de su género. Nuestra inteligencia extrae esa forma común y universal a partir de la imagen que nuestra percepción ha creado de ese objeto. Cuando nacemos, nuestra mente es como una tablilla limpia en la que no se ha escrito nada, hasta que aparece el primer concepto, que proviene de la abstracción que hace nuestra inteligencia del material obtenido a través de los sentidos. Mientras que a la postura de Platón se le llama Realismo Exagerado, a esta última de Aristóteles se le denominó Realismo Moderado. Las formas que nos permiten crear el concepto universal existen realmente, pero en el objeto, no en un mundo separado del nuestro. Por eso, Platón señala hacia arriba y Aristóteles le dice que se mantenga en la tierra.
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