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miércoles, 24 de abril de 2024

Epicteto y su Pierna de Hierro Filosófico

Epicteto (55-135), escribiendo y pensando, con su muleta.

Hay veces que la vida te tuerce el brazo, o en el caso de Epicteto (55-135), te rompe la pierna. Este filósofo "adquirido" nos dejó una historia de supervivencia digna de un guion de Hollywood. Epicteto fue comprado, siendo niño, por Epafrodito, un tipo que estaba tan cercano a Nerón que no necesitaba calentador en invierno.
Este filósofo de origen tan humilde, que comenzó su vida como un artículo en venta, llegó a ser una figura central en el estoicismo, demostrando que no siempre se necesita tener un buen comienzo para lograr un final inolvidable.

Epicteto encontró en la filosofía un escape a su vida servil. Un día le aseveró a su dominus que el dolor no es un mal y este para demostrar lo contrario comenzó a retorcerle la pierna para que ese esclavo subidito de humos se diera cuenta de su error.

-Cuidado, amo, o acabarás rompiéndome la pierna. El dominus insistía con más fuerza al ver que Epicteto no reaccionaba como él hubiera esperado. -Si sigues así, la pierna se romperá. Pero el amo no cejaba en su empeño y retorcía con saña la pierna del esclavo, tratando de demostrar por los hechos del error de su esclavo. Finalmente Epitcteto le dijo: -Te lo advertí, ya se ha roto. Ahora tienes un esclavo cojo.

Más allá de la veracidad de la anécdota, se ven dos elementos clave del estoicismo:

1) La APATÍA (o apatheia) que consiste en evitar que el alma reaccione emocionalmente ante los hechos externos. "No sentir" que diría Elsa de Frozen. Por eso, mientras su cuerpo sufría, su espíritu se mantenía intacto, como si no ocurriera nada. De ahí la actitud aséptica y enunciativa con la que expresaba los hechos que estaban ocurriendo con su pierna y el bruto de su amo. Había cultivado la virtud estoica del no sentir o, al menos, no demostrar externamente que estás sintiendo. El autocontrol total.



2) No son nuestras circunstancias, sino nuestras respuestas a ellas, lo que nos definen. Todo depende de uno mismo. El dolor físico es externo, por eso no es un verdadero mal. El mal estaría en no comportarse con fortaleza de espíritu. Me parece una versión antigua del contemporáneo "empoderarse", creo yo.

Así que cuando sientas que la vida te tuerce el brazo, recuerda: incluso con una pierna menos, un verdadero estoico sigue siendo más libre que sus circunstancias.

lunes, 22 de abril de 2024

La Fórmula Estoica de Walter White

En el universo químico de "Breaking Bad", Walter White nos enseña una lección volátil sobre el control, o la falta de él. Este profesor de química convertido en señor de la metanfetamina, ilustra una paradoja estoica en su forma más dramática y destructiva. Los estoicos, como Séneca o Epicteto, nos insisten en discernir entre lo que está y no está en nuestras manos. Walter, con su bata blanca manchada de azul, parece haber olvidado esta lección fundamental.

Desde el primer momento en que decide "volverse malo", Walt se enreda cada vez más en una maraña de decisiones que escapan a su control. Pero, ¿no es acaso él quien elige este camino? Aquí radica el error trágico de nuestro anti-héroe: confundir el poder hacer algo con la sabiduría de no hacerlo. A medida que la serie avanza, observamos cómo la vida de Walter se convierte en una reacción en cadena fuera de control, todo porque él cree poder manejar todas las variables. Y no es así.

Al final, Walter White, con su sombrero negro y gafas oscuras, se transforma en Heisenberg, un nombre que evoca incertidumbre. ¿Es Walter un hombre que controla su destino, o simplemente una víctima de su propia arrogancia estoica mal interpretada?

"Breaking Bad" no solo es un thriller sobre drogas y crimen, sino también un estudio en profundidad sobre la ilusión de control. Mientras Walter construye su imperio, los pilares de su vida personal se desmoronan, dejándonos preguntarnos: en el juego de la vida, ¿es mejor ser un rey sin castillo o un simple ciudadano en paz?

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viernes, 19 de abril de 2024

Máximo Décimo Meridio, un estoico con espada



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Ah, "Gladiator"... esa película donde Russell Crowe, disfrazado de Máximo Décimo Meridio, nos da una lección de filosofía mientras despacha malos a "des-tajo". No solo por la espectacularidad de sus combates (q
ue parecen coreografías de un ballet sangriento), sino por la imperturbable serenidad (apatía) con que enfrenta la vida... y a sus enemigos. Máximo no es solo un guerrero con músculos de acero y mirada que congela, es un maestro del estoicismo, esa filosofía que es más dura que una rodilla en el estómago.

Al parecer Máximo seguía los pasos de Marco Aurelio y desde el celuloide nos enseña la elegancia de aceptar lo inevitable con más clase que un sommelier rechazando un vino del año pasado. "Acepta lo que te toca, como si lo hubieras elegido tú mismo", podría haber sido su lema, grabado en la empuñadura de su espada, justo debajo de un "hecho en Roma".

Pero, ¿qué haríamos nosotros en su lugar? ¿Nos desmoronaríamos como un helado en el Sáhara o encontraríamos ese estoicismo de emergencia? En la arena, Máximo enfrenta cada desafío con la calma de quien está decidido a mantener su compostura, incluso si eso significa lidiar con un experimentado gladiador ayudado por tigres.

Ante la adversidad hay que actuar con lo que tenemos a nuestro alcance, no pensar en situaciones ideales, en las cuales "sabríamos" cómo desenvolvernos. Incluso bajo presión, uno puede elegir cómo responder. Y esto es súper estoico: llevar en el interior, todo lo necesario para salir adelante. Lo demás son accesorios sin importancia. El buen estoico diría: "Máximo lucha con espadas y armaduras, pero lo que realmente lo convierte en el Máximo que conocemos es la certeza de que en la gran arena de la vida, mantener la calma y la integridad es ya una forma de triunfo".




lunes, 27 de noviembre de 2023

Que vuelven los estoicos

Zenón de Citio
(334-262 aC)

¡Vaya por Dios! Se ha puesto de moda la filosofía estoica. Ahora parece que la venden como si fuera una versión con fundamento de la autoayuda

El estoicismo surge en el siglo III a.C. con la fundación de la escuela de la Stoa en Atenas por Zenón de Citio (334-262). 

Sería muy complejo desmenuzar su pensamiento asimilarlo bien picadito en unas pocas líneas. Para ello remito a un minicurso ofrecido por "Filosofía y humor" (Este es el enlace al primer capítulo de cinco: https://open.spotify.com/episode/72TaQVOJY4b3zfMLpxOmaN?si=5xT67I-JTP-W6UFksfeV-g).

Resumiré, pagando el precio del reduccionismo, las ideas más importantes que estos filósofos predicaban:

1) En primer lugar se trata de una escuela filosófica "de resistencia" ante un cambio de época. Los griegos no tenían muy claro por dónde les soplaba el viento. Habían vivido durante siglos en un sistema basado en la polis y ahora se les imponía sobrevivir bajo el dominio de un imperio, el macedonio, en concreto, tras la conquista de Filipo y el afianzamiento por parte de Alejandro Magno. Como había crisis de identidad, se agarraban el primero que les prometía la felicidad a pesar de todo y de todos.

2) Así que no me equivoco mucho si digo que el estoicismo es una doctrina salvífica. Promete la felicidad en tiempos de incertidumbre. Muy adecuada para los tiempos que corren ahora, que no sabemos ni lo que somos.

3) Afirman los estoicos que todo lo que necesitas para ser feliz lo llevas contigo mismo. Aquí es donde se parece a la autoayuda. Eres muy grande, la persona más importante para ti eres tú mimo, siempre encontrarás recursos en tu interior, etc. La autoayuda nos deja casi a la altura de semidioses griegos. Ahí va una lista de frases de autoayuda actuales:

"No tienes control sobre los gustos de otros, por tanto enfócate en ser fiel a ti mismo" (Tim Gunn).

"No es sencillo encontrar la felicidad en nosotros mismos y no es posible encontrarla en otro lugar" (Agnes Repplier).

"Recuerda siempre que eres más valiente de lo que crees, más fuerte de lo que pareces y más inteligente de lo que piensas" (Christopher Robin).

Marco Aurelio (121-180)

Y aquí frases del estoico y emperador romano Marco Aurelio (121-180):

"Para descansar se buscan las apacibles soledades del campo, las orillas del mar o las serenas montañas. Tú también deseas esto ardientemente y con frecuencia. Y, sin embargo, todo esto no es sino prueba de vulgaridad de espíritu, ya que en cualquier momento que elijamos podemos buscar un retiro incomparable dentro de nosotros mismos" (Meditaciones, IV, 3).

"Busca dentro de ti mismo. Ahí está el manantial del bien, tanto más inagotable cuanto más se profundiza" (Meditaciones, VII, 59).

4) Dentro de uno mismo, encontrarás todo lo necesario para ser feliz, vale; pero hay un secreto estoico que es la pared maestra de todo: la apatía. Es decir, el no padecer. Pero no nos vengamos arriba, porque el no padecer no significa buscar el placer (hedonismo) y huir del dolor (aponía), sino huir del placer y del dolor. El estoico debe tener un dominio tal sobre sus pasiones, emociones y sentimientos que debe llegar a no sentir. Y, si no, mira: 

"¿Te ves importunado, en todo caso, por las sensaciones del cuerpo? Piensa que nuestro entendimiento no toma parte alguna en las impresiones agradables o displicentes que el alma sensitiva experimenta, acaso porque, encerrado dentro de sí mismo, solo reconoce sus propias fuerzas" (Meditaciones, IV, 3). Es decir, ¿te molesta lo que sientes?, pues deja de sentir.

"Sé como un promontorio contra el cual vienen a estrellarse continuamente las olas del mar: siempre inmóvil, a su alrededor la furia se hace impotente. “Soy desdichado –dices– porque me ha ocurrido tal accidente”. Di, pues, al contrario: “me considero feliz porque, a pesar de este accidente, no experimento el menor contratiempo ni estoy agobiado por el presente ni atemorizado por el porvenir”. Lo mismo hubiera podido sucederle a otro cualquiera y quizá no hubiese mostrado semejante resignación. ¿Por qué ha de ser, entonces, una desgracia este accidente, más bien que un acontecimiento feliz? ¿Acaso llamas desgracia para el hombre a lo que no puede impedirle conseguir el fin que debe proponerse? ¿Crees, por ventura, que no puede obtenerlo debido a un acontecimiento que no se halla en contradicción con los propósitos de la Naturaleza acerca de su destino? ¿Y cuáles son estos propósitos?" (Meditaciones, IV, 49) 

Una stoa o pórtico es un espacio arquitectónico cubierto, de planta rectangular alargada, conformado mediante una sucesión de columnas, pilares u otros soportes, y, en su caso, muros laterales. Zenón de Citio enseñó en la stoa poikilé, situada al norte del ágora ateniense.


5) Y esta cita nos introduce en otro tema, que no cuadra mucho con el buenismo antropológico de libertad sin límites: el destino. Los estoicos estaban convencidos de que hay una fuerza suprema que mueve los hilos del universo, incluidos los que nos atan a nosotros, los humanos. O sea, que solo somos libres para decidir si seguimos el destino (en muchas ocasiones los estoicos hablan de él llamándole "naturaleza") o si nos arrastra, como si fuéramos perros atados a un carro tirado por caballos.

En fin, un estoico es un tío que se cree supermán y acepta sin emociones lo que le traiga el destino, porque le viene grande el mundo que le ha tocado vivir. 

lunes, 20 de junio de 2022

Camino sin retorno

Aristóteles (384aC-322aC) decía en el libro segundo de la Metafísica: «La ciencia, que tiene por objeto la verdad, es difícil desde un punto de vista y fácil desde otro. Lo prueba la imposibilidad que hay de alcanzar la verdad y la imposibilidad de que se oculte por entero».

Tiene razón Aristóteles, como casi siempre. Entre la imposibilidad de ocultar toda la verdad y la imposibilidad de alcanzar la completa verdad hay todo un camino por recorrer. En este camino hay verdades fáciles, difíciles y las demasiado obvias. Las fáciles se muestran, las difíciles se explican y las demasiado obvias se revelan. Estas últimas son las más curiosas, porque son tan evidentes que no las tenemos en cuenta.

Me gusta desmigar las duras verdades difíciles y obvias para que puedan ser comprendidas. Y una forma bastante adecuada es a través de la literatura de ficción. Porque el camino que se inicia al ir descubriendo verdades que estaban ocultas por su dificultad o su obviedad es un camino sin retorno: el mundo no vuelve a ser el mismo. Es como estar en Matrix tomar la pastilla roja.



domingo, 22 de marzo de 2020

Terminator y la conciencia agresiva de la máquina



En 1997 Skynet tomó conciencia de sí misma. Se trata de un superordenador de la empresa Cyberdyne que se da cuenta de que existe. Se trata de una computadora que tiene acceso a todo el sistema de defensa de los USA. Enseguida detecta al ser humano como su máximo enemigo, porque es el que puede desconectarlo de la red eléctrica. Para acabar con él lanza un ataque nuclear masivo que es respondido por el resto de países con arsenal nuclear.


A ese día lo llamaron el Día del Juicio Final. Los supervivientes empezaron a ser cazados y exterminados por las máquinas. Entre estas tenían especial relevancia los Terminators, robots que podían adquirir apariencia humana.

Estos hechos son el argumento de fondo que está presente en todas las películas de la saga Terminator.

¿Puede un PC, un super PC, una inteligencia artificial tomar conciencia de sí misma?

Covid-19 y que somos humanos, simplemente

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Quizá estás harto de escuchar hablar del Covid-19, el famoso coronavirus que se está paseando por el mundo dejando caos y muerte. A veces nos gusta pensar que los humanos somos capaces de controlar la naturaleza y de que nuestra inteligencia es capaz de dominar el mundo. Es que somos tan inteligentes... Pero un "bichito" tan pequeño que es casi imposible de ver nos hace la puñeta en un grado superlativo. 
A los que han muerto por su culpa, a los que están en los hospitales sufriéndolo, a los que luchan contra él yo os saludo y me arrodillo ante vuestro dolor y dedicación.
Y los que estamos encerrados en casa que se nos han roto los planes, ¿qué esperamos de la vida? Somos seres humanos, no dioses.

Epicteto y su Pierna de Hierro Filosófico

Epicteto (55-135), escribiendo y pensando, con su muleta. Hay veces que l a vida te tuerce el brazo, o en el caso de Epicteto (55-135), te r...