A lo largo de la historia del pensamiento, ha habido un problema muy gordo, pero que muy gordo, al que, durante siglos, muchos filósofos han intentado dar respuesta. Se trata del problema de los universales. Tuvo su punto álgido en la Edad Media, pero ya dio señales de existencia en la antigüedad. Siguiendo a un ínclito profesor, busquemos la pregunta. "La filosofía", nos decía, "consiste fundamentalmente en buscar la pregunta, no tanto en dar respuestas". (No le quito la razón, pero no puede uno vivir siempre con el interrogante puesto.) Así que formulemos la pregunta: "¿Cómo es posible que tengamos conceptos universales cuando todo lo que captamos por los sentidos es absolutamente individual?". Esa es la pregunta, ya iremos dando respuestas, porque las hay de todos los colores.
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