Aunque no era la idea de este blog, voy a contar una anécdota personal. Si se pueden utilizar fotografías y secuencias de películas para dar soporte a las ideas, ¿por qué no una anécdota personal? Las ideas no nacen solas, ¿no? Se basan en el mundo que nos rodea. Primero, la admiración, después la pregunta sobre el porqué.
Pues bien, hace no mucho, me ocurrió algo sorprendente. No me había sucedido nunca: me desmayé cuando una enfermera pretendía extraerme sangre. Sentí un mareo y así se lo hice saber a la enfermera. Lo siguiente que recuerdo es que ya no me encontraba sentado, sino decubito supino, que es lo mismo que decir tumbado de espaldas. Vi la luz del techo y varios rostros de enfermeras que me miraban. Una me estaba colocando algo debajo de la nariz, supongo que alcohol, para que espabilara. Pero lo que más me sorprendió es que comencé a oír un ruido como de fondo, un barullo, una corriente de sonido sin forma, que no acababa de identificar de dónde procedía. Las enfermeras me miraban y abrían y cerraban los labios. Es decir, hablaban conmigo, pero no oía su voz, sino solo ese ruido amorfo.
La teoría del conocimiento de Tomás de Aquino (1224-1274) dice que los sentidos reciben datos cada uno según su especie, pero estos datos son singulares y caóticos. Sin embargo, nosotros percibimos que el mundo está organizado y más que estímulos sensoriales, percibimos objetos unificados, es decir, una realidad externa con sentido. El paso de lo singular y caótico a lo unificado y organizado, lo realizan, según, el Aquinate, los sentidos internos, sobre todo el de la percepción.
Interpreto que , cuando desperté, mis sentidos internos estaban todavía traspuestos y no eran capaces de organizar todos los datos que les llegaban a través de los sentidos externos. De manera que el sonido era interpretado por mi cerebro como una única masa de ruido, sin poder cribar los sonidos individuales, ni poder dilucidar su origen.
Jaja esto estudiando QD1, De la verdad y he venido de tu otro post sobre fantasma o imagen de la T.C del Aquinate y no sabes lo que me he podido reir
ResponderEliminarBueno, en parte es lo que pretendía: sacar una sonrisa a costa del Aquinate y de mi mareo. La vida hay que tomársela con "filosofía", ¿no?
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