Un día llené mi mochila de enseres, dijo el Buscador, y me fui a ver mundo.
Me rodeé de vida, incluso muerta,
y usé la mía adondequiera.
Durante el paseo se me acercó un perro:
"Prefiero", dijo, "a un hombre
como amigo, antes que a otro perro.
De este no aprendo cosa que no sepa,
de aquel veo un universo,
que no alcanzaré, eso lo sé,
pero, al ver uno de estos humanos,
me siento a su lado
y, como desde un mirador panorámico,
me asomo a ese abismo
y contemplo un horizonte profundo,
amplio, diverso, incluso contradictorio,
desconocido para mí, incomprensible.
¿Por qué no seré PERSONA?"
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