Pongo un texto de Robert Spaemann:
"Hagamos un experimento mental: imaginemos un hombre que está fuertemente
atado sobre una mesa en una sala de operaciones. Está bajo el efecto de los
narcóticos. Se le ha introducido unos hilos en la cubierta craneal, que llevan
unas cargas exactamente dosificadas a determinados centros nerviosos, de modo
que este hombre se encuentra continuamente en un estado de euforia; su rostro
refleja gran bienestar. El médico que dirige el experimento nos explica que
este hombre seguirá en ese estado, al menos, diez años más. Si ya no fuera
posible alargar más su situación se le dejaría morir inmediatamente, sin dolor,
desconectando la máquina”. (Robert Spaemann, Ética, páginas 38-43).
¿Es este un hombre feliz sin libertad? Si el médico nos invita a subir a la camilla y "ser feliz" como él, ¿qué le diríamos?
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