El cóctel de sentimientos que produce, a veces no deja ver que lo más importante de esta experiencia vital no está en el ahora sino en el futuro. El enamoramiento nos promete una vida feliz, una vida nueva, una vida nueva junto a esa persona.
Cuando se sella ese enamoramiento con algo tan serio como el matrimonio, con entrega total y definitiva, es cuando se valora verdaderamente a la persona de la que uno se ha enamorado. El valor de una persona es absoluto y así debe ser la entrega.
El amor es incondicional y sin límites. Por eso san Agustín decía "ama y haz lo que quieras", o que "la medida del amor es amar sin medida". Porque, desengañémonos, cuando hablamos de relación con otras personas o se ama o se usa.
El compromiso en el amor es su misma esencia, porque el que no se compromete utiliza. Y el compromiso es el verdadero inicio de la historia de amor, cuya promesa es el enamoramiento.
Quizá por eso George Nolfi decide en su película Destino oculto (QUE VIENE UN SPOILER) que ese momento de entrega total, el decir sí, confío en ti, delante de la Estatua de la Libertad, debe ser premiado con un nuevo inicio, el inicio de una vida nueva.
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