Si me preguntan sobre el sistema político y social perfecto, seguramente respondería que no existe. Sin embargo, algo me dice que debería tener algunas características. En primer lugar, exigiría que respetara la libertad de los ciudadanos; pero, claro, habría que demandar de los ciudadanos que la sepan usar bien. Y, después, que los gobernantes, además del resto de la sociedad, se dedicaran a buscar la verdad, no a convencernos de sus ideas, porque basar las políticas que son para todos en opiniones de moda o ideológicas no nos lleva a ninguna parte. Con estas dos propuestas ya tendría bastante, pero la utopía sería de aúpa. Dudo mucho que ningún gobernante quisiera esto para su gobierno.
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