Cuando he preguntado a mis alumnos si la sociedad de la novela de Aldous Huxley, Un mundo feliz, es feliz, coinciden en responder que no. Y la razón que dan es que no pueden ser felices porque están condicionados a hacer lo que hacen y a sentirse a gusto con ello y, en consecuencia, no son libres. Establecen una relación directa entre felicidad y libertad. Pero mirándolo fríamente: quien hace aquello para lo que ha nacido y le gusta lo que hace en la vida, debería ser feliz, ¿no?
Sí, seguramente, pero no es la imagen que tenemos de felicidad. Tenemos que ser felices como nos dé la gana. Esto es lo que le ocurre a Bernard Marx, uno de los personajes. Una gran intuición, porque parece que precisamente las utopías consisten en quitar la libertad de los individuos con la intención de que la responsabilidad pase de la persona a la sociedad. Libertad implica responsabilidad y la responsabilidad es una gran carga. ¿Quién puede conocer las consecuencias de sus decisiones?
Desde cuando mis elecciones me llevan a la felicidad? Y si escojo mal? Y si mis elecciones solo són fruto de unos afectos desordenados y/o de unas debilidades queciegan el buen juicio?
ResponderEliminarQuizás no hemos vivido aun la auténtica libertad y no sabemos lo que es, o por el contrario nos creemos libres en un mundo regido por normas (sociales, naturales, físicas, morales...). sea como fuere ¿no estamos sobrevalorando la libertad?
Y luego dices que yo le doy mucho a la olla...
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