Oblivion es una película imponente desde el punto de vista visual: una gran fotografía, a mi humilde entender. Además desarrolla un argumento pensado para ir sorprendiendo progresivamente al espectador, hasta el mismo final.
No voy a desgranarla y destapar las ideas filosóficas que subyacen a esta creación de Joseph Kosinski, porque eso implicaría desvelar los intríngulis de la trama y, ciertamente, es uno de los atractivos de la película. No, no la dejaré en paños menores en esta ocasión.
Solo quiero destacar un hecho. Jack Harper, interpretado por Tom Cruise, vive aislado en un desolado planeta tierra. Su vínculo con la humanidad no es la ciencia ni la tecnología (de la que por cierto está rodeado) sino un libro, un libro de papel y además antiguo, relacionado con la Antigua Roma.
La película, en este sentido, una oda a lo más básico de la vida humana: la vida tranquila y retirada, el contacto con la belleza natural y también la creada por el espíritu humano.
Pero esta película tiene mucha más miga... Veremos si seremos capaces de desmenuzar sus presupuestos filosóficos sin adelantar vuelcos de la trama.
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