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viernes, 8 de marzo de 2013

Más chuletón "matriciero"


El chuletón inexistente que Cifra se estaba comiendo en Matrix, no es un hecho aislado dentro de una película marginal.

El mito de la caverna de Platón nos habla de una vida irreal de sombras. Descartes dudaba de la realidad que vivía porque alguna vez soñó que estaba no estaba durmiendo, y no podía asegurar que el momento en que escribía esa idea, estuviera despierto de verdad. Berkeley negaba la existencia del mundo; para él solo existían las percepciones, puestas en nuestros sentidos por un Dios que más bien parece un aparato de realidad virtual. Calderón de la Barca hace vivir al pobre Segismundo una situación en la que se le informa más de una vez de que lo anterior que el creía vivir en realidad era un sueño.

En nuestros días podemos encontrar películas que plasman en celuloide esta preocupación. En Matrix se ve descaradamente: todos viven una irrealidad, una vida falsa. Pero no es la única. Los sustitutos, por ejemplo, plantea un mundo en el que la gente vive la vida, no en persona, sino a través de unos robots. La Isla también plantea una sociedad ficticia que, como Matrix, ha sido creada con un fin instrumental.

Otra película destacable es Shutter Island en la que Leonardo di Caprio toma el papel de un agente judicial cuya mente inventa un mundo en el que resguardarse de la realidad, que es demasiado dura para ser asumida. Algo parecido se puede leer en Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena. La psique nos puede hacer ver lo que no es.
En fin, el mundo que nos rodea es un misterio. ¿La vida que vivimos es real o es solo apariencia? ¿Se puede rasgar lo que se muestra, para descubrir la verdad?

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