El buscador quiso seguir su búsqueda y partir. La vida de bar y diversión junto al actor sin identidad autopercibida estuvo bien durante un tiempo, pero se obligó a recordar que no era ese el motivo de su búsqueda; y él sí sabía quién y qué era. Como persona sensible y educada se acercó al que era su compañero de entretenimiento y se despidió de él.
-Yo me voy contigo, colega -dijo aquel en un marcado tono histriónico. Es que no lo abandonaba nunca.
El buscador lo miró con sorpresa y curiosidad durante unos segundos, hasta que le respondió:
-No puede ser. Lo que yo busco es lo contrario de lo que tú eres; tendrías que renunciar a ti mismo, que eres nada, y comenzar a considerarte algo y, si puede ser, mejor alguien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario