Con la ayuda de los conocimientos tecnológicos, sobre todo en lo que se refiere a informática, el director de Matrix expresa este miedo en una especie de sueño del que no podemos despertar por nosotros mismo. Los seres humanos viven rodeados de un entorno que parece real, con el que interaccionan, en el que viven aparentemente una vida normal. Sin embargo, están inmersos en un mundo virtual, simulado, que oculta la realidad: ya que, de hecho, viven en unas cápsulas, en posición fetal, conectados por cables y proporcionan electricidad a las máquinas, que son las que dominan el mundo. Cifra, el traidor, comenta al agente Smith que el filete que se va a meter en la boca no es real, no existe, y, sin embargo, lo encuentra delicioso. En su negociación con los agentes pide que, tras entregar a Morfeo quiere ser reinsertado en Matrix, ser rico, alguien importante y no acordarse de nada de lo vivido en el mundo real.
Cifra se parece muy peligrosamente a una de las actitudes que se muestran con fuerza en El Árbol de la ciencia de Pío Baroja (1872-1956). En ambos casos se concluye que que la vida mejor vivida es aquella que deja de lado la realidad para rodearse de un mundo de ficción hecho a la propia medida. Pío Baroja no conocía ni podía siquiera imaginar algo semejante a Matrix, de manera que afirma que si el más feliz es el que está desconectado de la realidad, entonces para ser feliz hay que estar loco.
Pedazo de Spoiler...
ResponderEliminarPero no me digas que, a veces, vivir en la inopia no da una cierta "felicidad". Que viva la pastilla azul (¿o era la roja?), jeje