Sobre mí

miércoles, 30 de mayo de 2012

Homo insulatus 2: el descubrimiento de Wall-e


Se han realizado avistamientos de una variante del homo insulatus caminando tranquilamente por la calle. Se percibe en estos individuos un curioso comportamiento: mientras caminan no miran hacia adelante sino a su móvil rectangular, todo él pantalla, sostenido en la palma de una de sus manos. De vez en cuando con la punta de los dedos de la otra mano interaccionan con él. A pesar de correr el riesgo de tropezar o chocar, el homo insulatus no ceja en esta forma de proceder. El que suscribe ha podido observar que, en algunos casos, aun caminando en grupo, persisten en la contemplación del móvil mientras se desplazan.
A veces, se sienta un ejemplar de homo insulatus en la terraza de un bar, pide un café y, después de unos segundos oteando inexpresivamente en derredor,  incapaz del vacío que deja la espera, echa mano al bolsillo y extrae el móvil. Y, entonces, el mundo desaparece. Desde ese momento su atención queda absorbida. Y, cuando le traen el café, apenas eleva la mirada y, mientras lo bebe, apenas puede abstraerse del poder ensimismador del móvil. Ni siquiera se puede saber si el homo insulatus ha llegado a sentir el intenso sabor de la bebida.


¿Se puede ver el futuro del homo insulatus en la película Wall-e? He aquí un fragmento.



lunes, 28 de mayo de 2012

De la utopía al Neolítico


La palabra utopía tiene su origen en una obra de Tomás Moro (1478-1535), jurista, humanista y uno de tantos decapitados durante el reinado de Enrique VIII, a pesar de haber sido su canciller. El libro tenía un nombre tan largo y complejo (De optimo reipublicae statu, deque nova insula Vtopiae) que hoy en día la conocemos simplemente como Utopía. Utopía era una isla situado en un lugar desconocido del océano en la que existe una sociedad perfecta. La palabra utopía tiene origen griego y significa literalmente "No - lugar". De manera que Tomás Moro ya tenía claro que esa perfección social había que considerarla irrealizable. Hoy en día entendemos una utopía como aquel proyecto o sistema optimista que pretende la perfección social, pero no lo consigue. El diccionario de la Real Academia añade que no se puede realizar en el momento de su formulación. Sin embargo, no seamos ingenuos, la perfección social no existe, no ha existido ni existirá. Platón (427-347 aC) concibió una gran utopía en su diálogo La república. Pero es en los tiempo modernos cuando han surgido muchas ideologías gran contenido utópico. 
Con la revolución industrial llegó el problema obrero y con este el socialismo. Marx (1818-1883) concibió otra forma de organizar la sociedad. La revolución sería la puerta de todos los cambios. Los medios de producción se debía colectivizar, de manera que se llegara a un estado ideal llamado "dictadura del proletariado". De Marx surgieron otros teóricos que llevaron a la práctica sus ideas o parecidas. Uno de ellos fue Pol Pot (1925-1998), quien en su afán por construir su "utopía", quiso barrer de Camboya todo recuerdo de cualquier tipo de sociedad anterior, devolviendo a la población al Neolítico. Una película de 1984, titulada Los gritos del silencio (The killing fields, en inglés) intentó recrear esta situación mientras narra los avatares de un periodista camboyano. 
En la literatura todas las utopías acaban mal. Pueden parecer perfectas, pero en ellas siempre hay un acto de violencia continuado contra la naturaleza humana y, por ello, nunca pueden triunfar. Orwell, Huxley, Benson, Wells, Morris... entre otros exponen buenos ejemplos.


viernes, 25 de mayo de 2012

Dijo el lobo: ¡Vayamos a pacificar otro rebaño!


Don Camilo y Peppone

Giovanni Guareschi (1908-1968), el famoso escritor de las historias de don Camilo, ese cura descomunal que igual bautizaba que repartía mamporros esgrimiendo algo tan sutil como un banco de la plaza del pueblo, contaba en boca del sacerdote una anécdota muy graciosa. Decía que una vez se acercó un lobo a un redil de ovejas y pidió que le abrieran la puerta. Las ovejas se negaron por razones obvias. Entonces el depredador comenzó a razonar con ellas y a explicarles que él no era un lobo cualquiera, que venía a traerles la paz y la concordia, que tenían un enemigo común que era el hombre, que sus hermanos lobos no lo comprendía… Y tan bien les habló que las convenció. En cuanto le abrieron la puerta, el lobo comenzó el trabajo que le dictaba su instinto: devorar a las pobres pécoras. Cuando se las hubo comido a todas, exclamó: “¡Qué bien! ¡Vayamos a pacificar otro rebaño!”
Con esto quiero decir que hablar de paz está muy bien, pero ¿a qué precio hay que conseguirla?
Aldous Leonard Huxley
Aldous Huxley (1894-1963) escribió un espeluznante libro titulado Brave new world, que el traductor quiso llamar Un mundo feliz. Se sitúa en una sociedad estratificada y perfecta en la que no hay conflictos. La sexualidad no solo es libre sino que se promueve entre los niños como un juego. El sexo está tan separado de la procreación que lo seres humanos son producidos en fábricas con una cadena de montaje de nueve meses en la que se va proporcionando a cada nuevo espécimen los elementos químicos necesarios para su desarrollo. Ahora bien, a algunos se les suministra menos oxígeno en el cerebro que a otros. El objetivo de esto es el acondicionamiento de cada uno a la forma de vida a la que estará destinado. De esta manera, en la sociedad hay individuos de tipo alfa, que son los intelectuales, también beta, gamma, etc. hasta los épsilon que se dedican única y exclusivamente al trabajo manual. Su cerebro es incapaz de cualquier otro tipo de actividad. ¿Y cómo consiguen que todo el mundo esté de acuerdo con aquello a lo que se le destina? Fácil. Durante años se les impone una terapia: durante el sueño se les repite inmisericordemente los lemas que guiarán su vida: trabaja, trabaja, me encanta trabajar, solo quiero trabajar, lo más grande que hay en el mundo es trabajar, no me juntaré con los alfa, etc. He aquí una sociedad perfecta y pacífica.
Pero, ¿quién quiere la paz del lobo y la del “mundo feliz”?

miércoles, 23 de mayo de 2012

En la Edad Media también había recortes

Imagen obtenida de
 kikelincaricaturas.blogspot.com
La mayoría de nuestros gobernantes europeos han tomado con saña la tijera y están recortando flecos y más flecos del sistema. De vez en cuando se les escapa la mano y cortan donde duele. Entonces las calles se llenan de manifestantes expresando su desacuerdo. 
Había en la Edad Media un personaje llamado Guillermo de Ockham (entre 1280 y 1300-1349), franciscano para más señas, que recortaba con navaja. De hecho, pergeñó una fórmula que se ha venido a llamar "Principio de Economía". Pero que no nos lleve a error esta expresión. El buen fraile no era economista ni se preocupaba de cuestiones de dinero ni de finanzas. Se trata de un principio metodológico que tiene que ver con la teoría del conocimiento o epistemología. Ockham rechaza lo superfluo y exige simplicidad en las explicaciones teóricas. De manera que de las teorías que expliquen un mismo fenómeno, hay que quedarse con la más simple, porque "no hay que multiplicar los entes sin necesidad". Este principio de economía también se le ha llamado "La navaja de Ockham".

domingo, 20 de mayo de 2012

2012: toca fin del mundo, ¿no?


Estamos en 2012 y está de moda el fin del mundo. Algunos dicen que el calendario maya ha dictado que este año se nos acaba la estancia en nuestra tierra, lugar tan lleno de belleza como de lágrimas. También, en el mundo occidental ha habido quienes han pretendido descubrir el fin de los tiempos. 
Según el Apocalipsis, el último libro de la Biblia y probablemente el más simbólico de todos ellos, antes del fin de la historia tienen que pasar mil años en los que reine Cristo y el diablo esté encerrado en el abismo. Después vendrá la lucha definitiva contra el mal, el fin del mundo y el juicio final. La palabra milenarismo proviene de estos “mil años”. De hecho, se trata de esa doctrina que piensa que estos mil años llegarán, y que después acabará la historia.
Los milenaristas se dedicaron a calcular, a través de los datos de la Biblia, cuándo se produciría el fin del mundo. Algunos lo calcularon muy cercano, sobre todo en los primeros siglos del cristianismo. El mismo san Pablo tuvo que intervenir en una ocasión conminando a los fieles de Tesalónica a que dejaran de llevar una vida ociosa, porque se imaginaban tan cercano el fin del mundo, que incluso habían dejado el trabajo. “Quien no quiera trabajar”, decía Pablo, “que no coma” (2Tes 3,10).
En definitiva, la palabra milenarismo se ha asociado con aquellas doctrinas que creen que pueden calcular la fecha del fin del mundo o que la perciben inminente.



miércoles, 16 de mayo de 2012

¿Se acuchillan la fe y la razón?


Platón (detalle de la pintura de la Escuela de
Atenas
de Rafael) señala hacia arriba, que es,
según él,  hacia donde debe tender
la especulación filosófica
En la civilización occidental la fe y la razón siempre han estado juntas; no importa si dándose la mano o acuchillándose. Son dos hermanas tan conflictivas como inseparables.
Los antiguos, como Platón (428-347aC), no distinguían claramente entre el pensamiento racional y el religioso o mítico. Con la llegada del cristianismo al mundo, surgió entre los primeros intelectuales cristianos una necesidad imperiosa de entender con la razón las afirmaciones que la fe les proporcionó a raíz de las enseñanzas de Cristo.
Al principio, los primeros padres de la Iglesia (Agustín, Ambrosio, Orígenes, etc.) se sirvieron del pensamiento platónico, o más bien neoplatónico, para lograr esa comprensión.
Santo Tomás de Aquino (1224-1274) introdujo el pensamiento de Aristóteles en esta tarea. El Aquinate estableció una distinción entre verdades de fe y verdades de razón. Esto sentó las bases para el nacimiento de una ciencia independiente de la teología. Probablemente, sin esta distinción no se habría llegado al pensamiento moderno ni al desarrollo científico tal y como lo conocemos hoy en día. Es un hecho que todas las ciencias han ido secesionándose de la filosofía, como regiones del saber con una suficiente  independencia de objeto y métodos.


lunes, 14 de mayo de 2012

Con el alma a martillazos (un ejemplo)


Por ejemplo, no es lo mismo que se quiera despertar sentimientos de piedad y compasión así...

Detalle de la Crucifixión de Grünewald
que de esta otra manera...

Pietà de Miguel Ángel
Alguien podría decir: "Lo que importa es que el objetivo se cumpla". En realidad, no. El fin no justifica los medios. Tampoco en arte. Estas dos obras expuesta en esta entrada no tocan el alma de la misma manera. La Crucifixión de Grünewald parece que la arrasa y la arrastra a un estado de espanto. Todo en ella es deformidad, dolor, desesperación... Mientras que la Pietà de Miguel Ángel le conduce a uno con delicadeza de la mano hacia el misterio del sufrimiento de una madre. Parece que te invite a entrar en él, pero no te obliga. En la Pietà hay serenidad y dolor, paz y tristeza... Hay más que el simple darse de una imagen. 


Una martillea, la otra acaricia.

viernes, 11 de mayo de 2012

Con el alma a martillazos

"Estoy de acuerdo en que la música toca el alma. Entonces el Thrash Metal la debe de dejar hecha polvo", me han comentado a propósito de la entrada anterior (La música de fondo del mundo). Sin duda escuchar a una serie de melenudos berreando, aporreando una batería y distorsionando el sonido de sus guitarras, acompasado todo ello con un ritmo endiablado y actitud de mala leche, más que tocar el alma, la martillea con saña. Sin embargo, también hay que decir que mis hijas no pueden soportar la 5ª de Beethoven: les da miedo. Y eso también es una forma de tocar el alma.
La afectación de la sensibilidad ciertamente es algo prodigioso. Tomás de Aquino (1225 - 1274), otro gran cabezón de la historia del pensamiento (cabezón en el sentido más espiritual del término, claro), dice este que tema de la afectación es un aspecto de nosotros, los humanos, que compartimos con los animales. El mecanismo "me-siento-afectado-por-algo-y-acto-seguido-me-muevo-atraído-por-ese-algo-que-me-ha-afectado" está inserido en el lugar más radical y recóndito de nuestra naturaleza.
Si todo nos afecta, y lo que nos afecta nos mueve a actuar y lo que hacemos nos construye como personas, supongo que lo lógico es que no es indiferente lo que toca a nuestra sensibilidad. Quizá la verdadera educación consista en esto: educar esa capacidad de ser afectados. Es decir, moldear la sensibilidad para que sea afectada por aquello que es nuestro deber. Quien tenga oídos para oír...






Por cierto, un ejemplito de Thrash Metal, para quien no sepa lo que es.... 

martes, 8 de mayo de 2012

La música de fondo del mundo

Arthur Schopenhauer
¿Qué tiene la música que es capaz de hacernos recordar lugares, personas y sentimientos? ¿Cómo consigue pulsar algo dentro de nosotros que nos envuelve en un aura estética y emocional? Se trata quizá de la más espiritual de las artes: es intangible. El instrumento se percute, se sopla, se roza, se pulsa... pero la música... la música es como una hermana del alma. Arthur Schopenhauer (1788 - 1860), uno de los filósofos más pesimistas que ha conocido la faz de la tierra, colocó la música en un lugar insospechado. Podríamos decir que la considera el fondo del mundo


Kant (1724 - 1804) dijo que lo único que podemos conocer científicamente del mundo es lo que se nos muestra (los fenómenos). Si hay algo más allá de los fenómenos (a lo cual él llama noúmeno), no podemos conocerlo científicamente. Por tanto, lo lógico, según Kant, es dejarlo de lado. Todo intento de tratar con el noúmeno se convierte en opinión o como mucho en poesía, nunca en ciencia. De ahí que diga que la metafísica (la que estudia lo que está más allá de lo físico) es imposible como ciencia. Sin embargo, Schopenhauer opina que más allá de lo que vemos, tocamos, etc. hay una fuerza irracional que, en la naturaleza, se manifiesta en sus impetuosos fenómenos naturales y, en nosotros, los humanos, se manifiesta en la voluntad de vivir. Y la llama genéricamente voluntad. Se trata de una fuerza que nos supera, que nos trasciende y es previa a cada individuo. En este contexto, la música tiene la capacidad de traer al mundo fenómenico (el que se percibe por los sentidos) esa voluntad irracional que está debajo de los fenómenos, es decir, el fondo del mundo. Por eso, se puede decir que la música constituye un lenguaje universal, porque expresa algo que está en el fondo de todo y del que todos somos partícipes.


No voy a decir que no sea enrevesado, pero, después de leer a Schopenhauer, uno comprende que la música no son simples sonidos embellecidos: la música toca directamente el alma, o acaso viene de ella. "Detrás de las notas", dice Riccardo Muti en este simpático y profundo vídeo , "habita el infinito... es decir, Dios". 

jueves, 3 de mayo de 2012

Homo Insulatus

Se pueden realizar avistamientos de individuos de esta especie en los medios de transporte públicos. Se los distingue por tener en las manos un objeto de forma habitualmente rectangular de tamaño variable, que emite imágenes dinámicas con rico contenido cromático y acapara toda la actividad visual del espécimen. De este objeto (también llamado móvil, tablet o consola) suele surgir una especie de cuerda ramificada que, más o menos a la altura del cuello, se divide en dos ramales, cada uno de los cuales desemboca en uno de sus oídos. Al parecer tienen la virtud de transmitir sonidos, con lo cual absorben completamente la capacidad auditiva del individuo en cuestión.
A veces se los puede encontrar en grupo y se los reconoce porque se sientan alrededor de una mesa, en principio para degustar una comida en común, pero poco a poco sus manos vuelven estar ocupadas por objetos rectangulares que someten la atención a servidumbre. Alguno incluso maneja dos de estos aparatos casi simultáneamente. Como consecuencia, se ignoran unos a otros. Quizá de vez en cuando dos de ellos ríen: al parecer estos objetos rectangulares tienen la capacidad de comunicarse entre ellos de forma silenciosa. En el caso de que la información traspasada revista un carácter cómico, puede provocar risa en los especímenes. Después de la experiencia hilarante, a veces se miran; otras, no.

Y digo yo: solo queda que se coloquen un filtro nasal con un ambientador incorporado y un traje de neopreno con emisor de sensaciones táctiles incorporado para convertirse en un auténtico Homo Insulatus "Absolutus".
Aristóteles (384-322 aC) decía que el ser humano es un animal social. Por ello, también dice que  la amistad (el amor) es uno de los grandes bienes de la vida. Sería algo así como el estado ideal entre personas, es decir, la forma más fácil de encontrar la felicidad. Y la amistad (el amor) se forja en la vida en común, en el contacto con las personas. ¿Estaremos renunciando a este bien futuro por estos entretenimientos compulsivos y envolventes? La necesidad del aparatito en la mano para chatear, jugar, etc. se está convirtiendo en una auténtica adicción. ¿No es mejor, por ejemplo, que dos compañeros de colegio estudien juntos que consultarse las dudas de la asignatura por Whatsapp?
El Principito de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) tiene una rosa en su planeta, a la que tiene que cuidar con mucho esmero, porque es muy quisquillosa. En un momento dado del libro El Principito se ve delante de un campo lleno de rosas. Él las increpa diciendo que no son en absoluto como su rosa. ¿Qué es lo que diferencia a SU rosa de todas las demás? Ni más ni menos, concluye Saint-Exupéry, que el tiempo que ha "perdido" con ella.

Que vuelven los estoicos

Zenón de Citio (334-262 aC) ¡Vaya por Dios! Se ha puesto de moda la filosofía estoica . Ahora parece que la venden como si fuera una versión...