MacIntyre (1929-) afirma que en
occidente se ha producido un cataclismo moral en algún momento de la historia
entre la Edad Media y nuestro tiempo. Este evento ha tenido lugar durante lo
que se ha llamado el período moderno.
El cataclismo, en resumen
y generalizando, lo cual nunca da una visión correcta, consiste en pretender
que la razón se convierta en el
fundamento último de la moral. Este proyecto del pensamiento moderno, según
MacIntyre, fracasa estrepitosamente. La racionalidad se puede aplicar de muchas
maneras, y ninguna es capaz de dar una razón apodíctica del comportamiento.
Así que, actualmente,
como herederos del pensamiento moderno fracasado, nos encontramos ante una
disyuntiva: o entregarse a las tesis de Nietzsche, que renuncia a la
racionalidad, o volver a Aristóteles.
Nietzsche, llevado a sus
últimas consecuencias, nos conduce al nihilismo y al absurdo; por tanto, al relativismo moral. Aristóteles nos
da en sus obras una ética basada en las virtudes, que hay que actualizar a
nuestros días. Y estas virtudes, sólo tienen sentido en una “comunidad” con una
coherencia entre todos los ámbitos de la vida. Y esto parece que hoy en día
sólo es posible en comunidades pequeñas. Un ejemplo de ello son las comunidades
monásticas. Por ello, acaba MacIntyre su libro Tras la virtud diciendo: “No estamos
esperando a Godot, sino a otro muy diferente: a san Benito”.