Sobre mí

lunes, 11 de junio de 2012

Las ideas del Buey Mudo


En la Edad Media vivió un gran sabio, un cabezón que quiso reunir todo el saber de su tiempo. Lo llamaban el Buey Mudo, porque apenas hablaba y, además, pesaba unos quintales. Sin embargo, su maestro Alberto Magno, dijo de él que, si era un buey, acabaría llenando el mundo con sus mugidos. En fin, Tomás de Aquino (1224-1274) desarrolló una elaborada teoría del conocimiento, que es a lo que iba. 

Se basó fundamentalmente en las teorías de Aristóteles (384-322 aC). Así que, como el maestro griego, comenzó por la tabula rasa. Es decir, cuando venimos al mundo, nuestra mente es como una tablilla en la que todavía no se ha escrito nada. Poco a poco se va llenando de información. Pero, ¿de qué manera? Pues el de Aquino lo dice muy claramente: "Nihil est in intellectum quod prius non fuerit in sensu”, o sea, "Nada hay en el intelecto que no haya estado antes en los sentidos". O, si lo decimos en forma positiva, la expresión habría que formularla así: todo lo que tenemos en el intelecto tiene su origen en los sentidos. Aunque esta parece la explicación más obvia del modo en que nuestro intelecto adquiere información, no todos estarían de acuerdo. Otros pensadores, como por ejemplo Descartes, opinan que poseemos ideas innatas, es decir, que están en el intelecto antes de cualquier acción de los sentidos. Pero, ¿cuál sería, entonces, el origen de esas ideas misteriosas? ¿Las ha puesto alguien ahí o simplemente vienen con nosotros de serie?

4 comentarios:

  1. Querido Sergio, con la confianza que da escribir en el blog de un viejo amigo te transcribo la intepretación de Romano Guardini sobre el texto "nihil est in intellectu quod prius ....". El ensayo no tiene desperdicio y está completo en internet. Un abrazo y te dejo con el texto, RAFA

    ROMANO GUARDINI, Los sentidos y el conocimiento religioso, cristiadad, Madrid, 1965, p. 63-64
    "La filosofía antigua decía: "No hay nada en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos". Esta frase tuvo originariamente una significación muy rica, en correspondencia con la manera como el hombre vivía y pensaba su propio ser. Poco a poco, sin embargo, fue reduciéndose a significar que los sentidos captan cualidades materiales que luego el entendimiento elabora, formando con ellas conceptos. El significado auténtico de este principio quedó, con ello, reducido, pues los sentidos a los que refería eran los sentidos plenos, los sentidos humanos.
    Estos sentidos pueden aprehneder mucho más que sólo datos materiales; captan también el espíritu viviente. No el mero espíritu, en cuanto está en sí, sino el espíritu encarnado, en la medida en que se expresa. La expresión es el modo como se manifiesta en lo corporal algo a que los sentidos no pueden llegar en sí. Todo el cuerpo humano es expresión. Gesto, actitud, palabra, míminca. Todas estas cosas revelan interioridad, sentimiento, espíritu; y los sentidos del otro, si están despiertos, pueden captar lo expresado.
    El ojo es, pues, mucho más que un aparato óptico que capta cualidades de color o de forma; y es, asimismo, más que el órgano neurológico-psicológico que transmite esas cualidades a la conciencia, en forma de sensaciones."

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En realidad, me honras con tus comentarios y más si son de esta calidad. No conozco el pensamiento de Guardini, pero este texto me parece muy del estilo de los personalistas. Si bien es cierto que ponen el justo énfasis en la importancia de la persona que impregna todo el ser humano; sin embargo, a veces me parecen sus afirmaciones más poéticas que filosóficas. Por ejemplo: ¿Es posible que los sentidos capten el espíritu viviente?

      Eliminar
  2. El texto de arriba dice que no el espíritu en cuanto espíritu pero sí el espíritu que se expresa en la materia, por ejemplo en el cuerpo humano. Lo que creo que quiere decir Guardini, es que el concimiento humano no es primero material y luego espiritual, sino un mismo acto espíritu corporal, donde los sentidos están transidos de espiritualidad. Simplemente comparamos la mirada, es decir, el modo como miran fisiológicamente, un animal y la mirada humana. Los ojos humanos están transidos de espiritualidad, son ventanas abiertas a una espiritualidad, en ellos hay una actitud espiritual. No se si me he explicado. En todo caso el ensayo del que hablo está en internet y es sumamente interesante. Los sentidos y el conocimiento religioso. Saludos y espero "verte" pronto, Rafa

    ResponderEliminar

Que vuelven los estoicos

Zenón de Citio (334-262 aC) ¡Vaya por Dios! Se ha puesto de moda la filosofía estoica . Ahora parece que la venden como si fuera una versión...