Se han realizado avistamientos de una variante del homo
insulatus caminando tranquilamente por la calle. Se percibe en estos individuos un curioso
comportamiento: mientras caminan no miran hacia adelante sino a su móvil rectangular, todo él pantalla, sostenido en la palma de una de sus manos. De vez en cuando con la punta de los dedos de la otra mano interaccionan con él. A pesar de correr el riesgo de
tropezar o chocar, el homo insulatus no ceja en esta forma de proceder. El que suscribe ha podido
observar que, en algunos casos, aun caminando en grupo, persisten en la contemplación del
móvil mientras se desplazan.
A veces, se sienta un ejemplar de homo insulatus en la terraza de un bar, pide un café y, después de
unos segundos oteando inexpresivamente en derredor, incapaz del vacío que deja la espera, echa mano al bolsillo y
extrae el móvil. Y, entonces, el mundo desaparece. Desde ese momento su atención queda absorbida. Y,
cuando le traen el café, apenas eleva la mirada y, mientras lo bebe, apenas puede abstraerse del poder ensimismador del móvil. Ni siquiera se puede saber si el homo insulatus ha llegado a sentir el intenso sabor de la bebida.
¿Se puede ver el futuro del homo insulatus en la película Wall-e? He aquí un fragmento.
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